Me encuentro entre las alertas del Google un artículo de nuestro concejal Chevi sobre “Patrimonio” en una página web en la que denuncia las “tropelías” que se cometen en ciertos lugares con ese Patrimonio. Estos lugares son las murallas de Vitoria y las de Pamplona. Y dice nuestro excelso concejal, por ejemplo, que la muralla de Vitoria fue reconstruida “de forma muy imaginativa, muy turística, para enseñarse”, que se inventaron cosas que nunca existieron, que se hicieron cúmulos de despropósitos como que en el adarve las saeteras están abiertas hacia el interior (como pa lanzarse las flechas a ellos mismos). Y en el caso de la muralla de Pamplona, Chevi dice que también es muy imaginativa y que lo que era un polvorín, por obra y gracia del arquitecto municipal, se convirtió en ermita. Y hace nuestro concejal también muy acertadas críticas a dichos arquitectos municipales que, sin idea ni sesera, se dedican a ir cometiendo tamaños desafueros.
En fin, qué manera de ver la pajita en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Porque, a ver señor mío si nos aclaramos: en este su pueblo también se han derrochado quintales de imaginación para la “reconstrucción del Patrimonio”. Tenemos una muralla reconstruida “de forma muy imaginativa y muy turística” imitando a base de cemento la construcción a tapial. Tenemos un convento de Santa Clara rehecho por completo con salón de bodorrios cutre lux, hotelito con encanto, museos varios de no se sabe aún qué cosa y cafetería pijinini (con jardín minimalista incluido). Tenemos un Convento de San Francisco en el que ningún organismo protector del Patrimonio (léase Ayuntamiento o Junta de Andalucía) le dijo a su dueño que eso de inventarse y construir una portada monumental a uno de los laos (trayéndose unas puertas requetechulas de no se sabe qué ermita) quedaba pelín cutrillo aparte de ser de escaso gusto y falsear el edificio. Tenemos un recinto amurallado en el que en lugar de instalar un coquetuelo Parque Arqueológico con zonas verdes y de esparcimiento en el que se pudiese “leer” cómo era el mencionado recinto, se ha contratao a una empresa de derribos y construcciones para hacer un “recrecimiento” de la muralla a base de cemento que da grima de sólo verlo de feo y petardo que ha quedao, aparte de que está tan tan soseras, baldío y malaveriguao que el mismísimo alcalde ha pensao hacer allí un parking arqueológico en lugar del consabido jardín. Y ello amén de hacer un muro de lo más inventao con ínfulas de mirador al Genil (que a ver qué coñio se va a mirar, porque el río no se ve desde allí debido a que el Ayuntamiento ha permitido casas de dos plantas rompiendo la altura de edificaciones de una sola planta del entorno primitivo). ¿Me olvido de algo? Ah, si. Podría hablar de esos cambios a traición del PGOU que han permitido derribos de casas históricas con la excusa, de siempre, de que estaban en ruinas; la desaparición de las casas de vecinos y un largo etcétera…
Pero no me hagan ustedes casos, que dice Chevi en ese mismo artículo que este tipo de críticas sólo se deben a “la insana envidia (profesional o no) de quien las hace, frente a quienes abordan labores de restauración o conservación, por querer estar en su lugar”. Ji Ji Ji.
pero querido cuervo, este chico ademas de autoperpetuarse en el gobierno local, que mas cualificaciones tiene? Aqui todo le mundo es arqueologo, urbanista, historiador y lo que haga falta, y aqui paz y despues gloria.
ResponderEliminarQuerido cuervo, no había visto el mencionado artículo del Sr. Chevi. Pero ahora que lo conozco me resulta muy interesante, porque ¿no es esta la prueba clarita clarita de que nuestros magníficos gobernantes son plenamente conscientes de las barbaridades que están haciendo con nuestro Patrimonio? La ignorancia no justifica nada, pero que lo hagan mal a conciencia guiados por ¿otros? intereses es muy triste, además de vergonzoso.
ResponderEliminar"Celtibético
ResponderEliminarAlgunas veces pienso, y me callo muchas cosas. Aquí no callaré..."
Así encabeza nuestro concejal Chevi su blog, mírenlo. Es toda una declaración de intenciones, pero miente. Debe ser vergonzoso para él que hasta en el sitio que ha elegido, por voluntad propia, para no callarse nada, deba mirar para otro lado y no analizar las actuaciones de él y el resto del equipo de gobierno de Palma del Río, sobre nuestro maltratado Patrimonio Cultural.
Actitud penosa, triste y descalificadora la suya.