viernes, 17 de septiembre de 2010

Las mejores intenciones

Hasta el pico está este cuervo de los bienintencionados. No sé por qué las buenas intenciones están sobrevaloradas: basta con tener buena intención y unos supuestos malos asesores para que se te exculpe de los polvos y de las pajas y esto es lo que, al parecer, ocurre con muchos políticos, incluidos los locales y ,sobre todo , nuestro alcalde, un bueno con buenas intenciones donde los haya. Pero veamos parte de su trayectoria de bienintencionado:


- Almenara tenía la buena intención de crear en Córdoba más puestos de trabajo que en toda su historia y la realidad dio al traste con su buena intención.

- Dijo que si el paro crecía dimitiría, el paro creció, tuvo la buena intención de dimitir pero de nuevo la realidad se impuso y permaneció en el sillón.

- Su buena intención era hacer de Palma la ciudad de los museos, pero la realidad es que no ha sido capaz de abrir uno solo en cuatro años de gobierno, ni siquiera abrir el que había ya, que ya es decir.

-Su buena intención era la defensa del patrimonio ,pero la realidad es el muro de la vergüenza, usease, la rehabilitación sui géneris, cutre y pastiche-cementil de la muralla almohade.

- Su buena intención era atender a todo ciudadano que se dirijgiese a él, sábados y domingos inclusive. Ahora pon una queja y siéntate a esperar que te contesten que vas dao.

- Su buena intención eran más y mejores zonas verdes y en realidad va y pone el botellón en el único jardín histórico de Palma, tocátelos mullallo.

- Su buena intención era acabar con el compadreo despachil anterior, ahora en ves de compadreo en un despacho lo hay en 6 ó 7, eso sí, en el suyo no, faltaría más. Ahora hay compadreo descentralizado.

- Su buena intención era dar alternativas a la huerta tradicional y al hortelano y pequeño productor palmeño, pero avala públicamente el "te la meto diez al cubo" de Pascual.

- Como socialista convencido y progre de izquierda de toa la vida su buena intención es laica pero su arrime desaforao a la Iglesia en pos del voto da hasta yuyu de pesao que se pone.

- Su buena intención era acabar con el enchufismo pero, poco después de ser elegido alcalde, presuntamente el jefe de personal mete a su hermano, la hermana de la Neyi gana una beca, el hijo del gerente del patronato de deportes entra a currar allí y la amiga del hermanísimo Velasco está en juventud. Sin olvidar que el amigo de toa la vida del alcalde es gerente también (y no sé si este gerente es el mismo de deportes o hay otro gerente, pero sigual, tanto si hay uno como si hay dos lo suyo es la tecnología digital). Ojo, sólo decimos una serie de datos constatables, también podría ser que todo esto no fuera más que un cúmulo de casualidades.

- Po zi, er chavá buena intensión lo que se dise buena intensión sí que tiene, pa que lo vamos a negá. Pero... ¿ande vamos con eso Seños, Seños? Lo dicho: de los santos bienintencionados líbranos, mon Dieu.

Dice mi tía Belén (ques una santa) que en muchos aspectos de la vida tener nobles intenciones no basta. De hecho tener buenos propósitos pero no conocer la realidad que se transita puede tener efectos de quita pan y moja. También dice que los políticos bienintencionados deberían dejar su halo de superioridad moral en casa y hacer gala de más humildad escuchando a las personas a las que supuestamente van a ayudar o que de verdad los pueden aconsejar y que normalmente no son ni las que tienes más cerca de tu culo ni las que mejor te caen. Lo malo es que pedirle eso a quien está instalao en el poder es como pedir peras al olmo porque lo que tú quieres oir es lo que se amolda a tu realidad (lamentablemente, este defecto no es exclusivo de los políticos).

Debería resucitarse aquella figura tan valiosa del bufón malintencionado que devolvía al rey, deformada, la imagen buenista que de sí mismo veía ante "su" espejo, porque de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno... (esta última frase no sé a qué coño viene pero le quedó a mi tía del carajo). Y es que últimamente mi tía está de un filosófico de dar espanto y horror supremo.


PD: Pero que conste que mi tía Belén también está como una soberana cabritilla y va gritando por casa, día sí, día también "¡Abajo el colonialismo buenista!," así que no sé yo si su opinión es mucho de fiar...