jueves, 29 de septiembre de 2011

Una historia cruel

Imagina que estás, querido lector, en la fiesta de despedida de un buen amigo que se jubila de la empresa tras 30 años de servicio. Estás rodeado de otros amigos y compañeros, se bebe, se ríe, se charla amigablemente de lo divino y lo humano, todo en un clima distendido y gozoso. Tú estás comentando no sé qué entre un grupo de esos amigos y ríes de las ocurrencias de cada uno. De repente, se te acerca una de las jefas de tu departamento y te suelta a bocajarro: "Pues no sé de qué te ríes tú, porque no vas a seguir trabajando en esta empresa, que sepas que te despedimos". ¿Qué dirían ustedes de la susodicha?

Pues al parecer así fue más o menos la escena y el escenario en que la concejala más querida por todos, ese dechado de sensibilidad y mano izquierda, notificó a uno de los liberados del alcalde que ya no seguiría trabajando en el Ayuntamiento en la fiesta de despedida del Shevi. Tanta afabilidad, benevolencia, bondad, cordialidad, dulzura, lealtad, nobleza, simpatía, ternura, afectividad, inspiración, gracia y distinción sólo son achacables a una persona con verdadero estilo, lirismo y poesía ¿no creen?

Si eso les hacen a los suyos imagina lo que te harían a ti o a este pobre cuervecillo si cayera en sus garras, snif snif snif.Y es que hay quien no soporta la risa ni de lejos.

Nota: se admiten aclaraciones, desmentidos o confirmaciones de la historia. Porque a este pájaro le resulta díficil de creer que semejante dechado de virtudes actuase de esa forma.