viernes, 3 de septiembre de 2010

PALMA DEL RÍO: BIENVENIDOS A PASCUALANDIA.


El 25 de noviembre de 2005 el Presidente Chaves regala a Pascual una subvención de 6,9 millones de euros para la ampliación de su fábrica, que se vinieron a sumar a los otros milloncejos que le dieron por instalarla ya que, según decía el alcalde Salvador Blanco, iba a sacar de apuros a todos los agricultores para siempre jamás, iba a dar puestos de trabajo a tutiplén y esto iba a ser Jauja rediviva.
En 2008 Pascual se pone de reconversión, dice que tienen que reconducir inversiones que no le han dado la rentabilidad esperada y bla bla bla. El caso es que alquilan la planta de Palma a una multinacional holandesa que sólo hace zumos baratos para marcas blancas. Y a esta multinacional, por supuesto, se la repanfinflan los agricultores y trabajadores palmeños, como no podía ser de otro modo pos pa eso son “multinacionales”. El que quiera venderle naranja regalá pos bien y el que no que arree. Además empieza a despedir trabajadores y a contratar otros por medio de ETT,s con contratos más pestosillos y horarios de trabajo de toma pan y moja.
Y ahí quedaron los millones que salieron de nuestros bolsillos para San Pascual con la excusa que Palma iba a ser la Jauja rediviva. Y por el camino explosión incluida, que de eso nadie se acuerda ya, pero ahí murió un trabajador y no se ha vuelto a saber, ni se sabrá, que coño pasó (que pa eso está el juzgado de Posadas, pa solucionar papeletas como esa). Por entonces se decía en el pueblo que debajo de Pascual había una bolsa de metano porque en ese lugar de toda la vida hubo un estercolero donde después se instaló el polígono. Vaya usté a saber si esto era así o no, pero no me digan que no da que pensar: Según eso, Pascual se asentaba sobre mierda (preciosa y poética imagen)… encima de un estercolero… Y, en fin, no sigo que si no voy a ver un bote zumo y se me va a descomponé la barriga.
¿Se acuerdan ustedes de los famosos anuncios a la entrada del pueblo? Bienvenidos a Pascual, parecía que decían. Cinco años después ¿qué queda de todo ello? A eso se le llama una buena tomadura de pelo, con dinero público por supuesto. Y encima está la historia de la mierda, el metano, el estercolero…. Madre mía, perdonen pero me voy a por el primperán. San Pascual nos pille confesaos...

4 comentarios:

  1. Pascual atraviesa una situación económica, más que difícil, crítica. No ya la fábrica de zumos de naranja de Palma del Río, sino la empresa en su conjunto.
    A la muerte de su fundador, Tomás Pascual, la empresa se encuentra endeudada hasta las cejas. He oído decir que en torno a los cincuenta mil millones de pesetas.
    Tiempo atrás, dicha empresa basaba su negocio en una alta inversión en publicidad, según la cual la leche Pascual era de una superior calidad a las de otras marcas. Hacia el año 90, oí decir que el gasto en publicidad de Pascual era del orden de los siete mil millones de pesetas anuales, lo que, de ser exacto, constituía un desembolso difícil de enjugar. La leche Pascual, por supuesto, era más cara que las de otras marcas menos publicitadas.
    Por otra parte, en los años de expansión de nuestra economía (expansión más ilusoria que real, como ahora empezamos a comprender) la empresa Pascual derivó su negocio hacia los productos más elaborados y de mayor valor añadido, pero también de menor consumo, como pudieran ser aquel famoso “yogur pasteurizado antes de la fermentación” (difícil de entender por quienes creemos que el yogur auténtico ha de resultar de la fermentación de la leche en estado natural), o la “leche de soja” (más difícil todavía resulta creer que la leche no es la secreción de las glándulas mamarias de las hembras de los mamíferos). Y mil productos más de este orden.
    Con la disminución del consumo que ahora vivimos, este tipo de productos son los que más se resienten en el mercado, y, para colmo de males, tengo oído que la empresa Danone se apresta a fabricar y poner en el mercado “leche de soja” con marca propia; y ya se sabe que, cuando Danone comercializa un producto, el tirón que le da al consumo de dicho producto es enorme.
    Del efecto que esta situación acarrea para la fábrica de zumos de naranja lo dejamos para luego, que es sábado, tengo que hacer la compra de fin de semana y he de prepararme para acudir esta tarde a la boda de mi sobrina Tania Morales.
    Saludos.

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  2. Con la venia, señor corvino, aquí va la segunda parte…
    La instalación de la fábrica de zumos de naranja de la empresa Pascual en Palma del Río fue, en su momento, una gran esperanza de progreso en la comercialización de dicho fruto en nuestra comarca; esperanza que no sólo no se ha visto satisfecha, sino que bien pronto derivó en frustración y en disgusto.
    Disgusto porque, como bien se dice en el comentario corvino a que dan lugar estas modestas palabras, el dinero público –“nuestro dinero”, obtenido de “nuestros impuestos” sobre “nuestro trabajo”– no se regala para aliviar las pérdidas de las empresas mal orientadas en su política económica, sino para generar riqueza que repercuta en la sociedad.
    La intención del entonces alcalde de Palma era recta, sin duda; sólo que la empresa elegida no era la adecuada, y sólo cabe achacar a la Administración andaluza que no acertara a obtener una información ajustada a la realidad de tal empresa. Y eso sería pedir demasiado.
    La fábrica de zumos de naranja de Pascual no sólo no ha mejorado la situación del sector correspondiente en la comarca, sino que incluso ha obrado con más cicatería en los precios y en los plazos de pago que otras empresas radicadas fuera de nuestros términos y menos beneficiadas por la Administración. Se afirma que la fábrica de zumos en cuestión ha hecho lo posible por bajar los precios de la naranja palmeña y comarcal, en general, adquiriéndola en lugares alejados a precios más altos. No me consta, pero es muy cierto que aquí, entre nosotros, ha pagado lo mínimo posible y a plazo de dos meses, valiéndose de la obligatoriedad de entregar un cupo para cobrar la subvención de la PAC.
    Y ahora, cuando se ha liberalizado el llamado “pago único” de la PAC, relevando a los hortelanos de hacer aquella entrega, se les ocurre la brillante idea de ofrecer un contrato que, bajo la ingeniosa denominación de “diez al cubo”, pretende que los hortelanos comprometan la entrega de un diez por ciento de sus cosechas, al exiguo precio de diez céntimos (gastos de recolección incluidos, lo que reduce el precio a no más de dos céntimos el kilo) y por un período de diez años. ¡Fantástico!
    Por eso dice el Cuervo amarillo muy bien cuando afirma que a la multinacional que ahora gestiona la fábrica los productores palmeños se la repampinflan, lo que equivale a decir, metafórica y castizamente hablando, que se la lamotean. ¡Te digo que…!
    Saludos.

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  3. Le doy toda la razón en cuanto dice señor Junco. No sé si Salvador Blanco obró rectamente o malinformado o simplemente fue una operación entre amiguetes resuelta entre puro y puro Cohiba de esas que tanto gustan a nuestros políticos socialistas. Lo que sí sé es que ya a años vista de aquello, hace escasamente dos meses el alcalde de Palma actual se hacía fotografiar junto a los directivos de Pascual alabando esos contratos de "te la voy a meter diez al cubo" y repitiendo alabanzas hacia la magnífica labor de Pascual en la comarca. Digo yo que ya ha tenido tiempo de enterarse e informarse de qué va la empresa y de si verdaderamente beeficia o no a los agricultores... O eso, o no se entera y en cualquiera de los dos casos ¡qué Dios nos pille confesaos!

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  4. Totalmente de acuerdo. La comparecencia de nuestro alcalde actual junto al gerente de la fábrica de zumos Pascual al tiempo de anunciar este último su bochornosa propuesta de "Diez al cubo" me produjo pena. Y si digo pena y no indignación es porque conozco a Ruiz Almenara y lo considero persona honrada y bien intencionada. Por ello, su comparecencia, en calidad de alcalde, en un acto meramente publicitario de una empresa privada no puedo interpretarla sino como un exceso de despiste y buena fe.
    Habría que saber quién asesora al alcalde en asuntos como éste, sobre el que no he oído ni un solo comentario favorable al respecto.
    Dices bien: "Que Dios nos coja confesados", porque en asuntos como éste que nos ocupa no parece que sean los representantes de los hortelanos quienes se hagan oír ante las instancias políticas y de gobierno, sino más bien los vivales de costumbre. Y así nos va.

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