Se queja el piojo rojo u colorao, con razón, de algún cambio de nombre de las calles de la localidad que así pierden para siempre (para siempre que gobierne quien se lo ha cambiao, se entiende) su nombre original. Yo tengo otro ejemplo que darle: la que todos llaman plaza del Hospital de San Sebastián se ha pasado a llamar de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con lo que ha perdido su denominación histórica y tradicional ligada al hospital que le daba nombre. La verdá es que tampoco tenemos que aferrarnos a las tradiciones, y ya puestos, proponemos un cambio de nombre a las concejalías y a ciertos cargos del ayuntamiento. Así, el Gerente de Patronatos ería el Apadrinado por el Patrono del Patronato; la Casa de la Cultura sería la Casa de Esta Casa es una Ruina (así, la Concejalía de Cultura sería la Concejalía Ruina); la Concejalía de Patrimonio sería la Concejalía de Desaguisados Patrimoniales Varios; la Concejalía de Bienestar Social sería la Concejalía del Estar y Gracias; la Concejalía de Desarrollo sería la Concejalía de Hay que ver Cómo Arroyo; la Concejalía de Igualdad sería la Concejalía de Bolos y Bolillos y la Oposición sería la De-Posición.
martes, 30 de marzo de 2010
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