martes, 27 de octubre de 2009

Palma está que arde

Que la situación del sector citrícola no era para tirar cohetes ya lo sabíamos todos: la retirada de las ayudas de la Unión Europea a la transformación del cítrico, la competencia de países del Tercer Mundo que venden más barato, sumado a la crisis, que ha tenido su consecuente repercusión en el consumo.... Desde luego hace tiempo que se le veían venir las orejas al lobo, pero aún así, no se ha hecho casi nada por evitar esta situación actual.
Y aquí tenemos los frutos: llevamos dos días de huelga (no declarada) y los recolectores se han echado a la calle para protestar. Esta mañana se reunieron en el Ayuntamiento y abuchearon a nuestro Ilustrísimo Alcalde que, con muy poco criterio por su parte, anunció a una turba enfurecida que no se iba a sentar a hablar con nadie que no fuese de Palma. Muy mal, así no se va a ningún lado, cualquiera sabe que a la masa no se le da bien razonar, lo que hubiese hecho su antecesor es meter en su despacho (jugando en casa) a los cabecillas o portavoces, bailarles el agua y torearlos hasta que todo el mundo saliese medio satisfecho, aunque luego no se arreglase nada, pero no plantarle cara a la multitud. Menos mal que estaban allí efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Municipal, que si no...
La estrategia que está siguiendo el sindicato SAT de emprender movilizaciones (es decir, dar por culo) ha conseguido que se anulen a última hora las Jornadas Citrícolas Palmanaranja que iban a ser mañana miércoles. Por lo menos hacerse de notar se están haciendo.
Pero como no nos gusta ser maniqueos, lo mismo que sostenemos que ni empresarios ni políticos se prepararon para las vacas flacas, también hay que pegarle un tirón de orejas a los trabajadores palmeños, que en la época de bonanza económica no querían ir a coger naranjas y dejaban que los inmigrantes hiciesen esa fatigosa y molesta labor, ahora cuando esos mismos inmigrantes siguen desempañando las faenas agrícolas, ellos vuelven a reclamar lo que en su día repudiaron.
En conclusión, lo único que nos queda es la esperanza de que salgamos pronto de esta crisis (aunque objetivamente, los datos no son nada halagüeños y parece que todavía quea) y que el sector de los cítricos de la comarca aprenda alguna lección de ella. Mientras tanto, el espectáculo en Palma está asegurado, por lo menos hasta que los empresarios y los trabajadores se pongan de acuerdo.
Les dejo con un temita que viene que ni pintao a lo que hablamos: "Television will not be televised" (en cristiano: "la revolución no será televisada"), a lo que habría que añadir: "y mucho menos por una televisión de la comarca de la Verga".


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